Un importante hallazgo arqueológico se efectuó en el sitio arqueológico Licapa II, ubicado en el valle de Chicama. El trabajo realizado por los miembros del Programa Arqueológico Chicama (PRACH) permitió descubrir un muro monumental que separa el barrio de artesanos de la zona más privada reservada para las personas que realizaban rituales.
El hallazgo de este muro monumental se efectuó cuando se realizaban trabajos de investigación en el espacio reservado para la élite mochica y para las personas que llegaban en peregrinación de diversos lugares del antiguo peruano. En este lugar se hallaron vasijas ceremoniales, algunas conteniendo chicha. Licapa II, situado en la margen norte del valle de Chicama, distrito de Casa Grande, es considerado por los investigadores como un centro religioso de la cultura Moche.
El arqueólogo Henry Tantaleán, quien lidera el equipo del Programa Arqueológico Chicama (PRACH), indicó que las cerámicas que hemos hallado son de línea fina del que solo se tenía conocimiento en contextos funerarios.
“Estas piezas arqueológicas son muy elaboradas, con figuras que representaban a sacerdotisas o autoridades con tocados y orejeras, así como también se han recuperado cristales de cuarzo y artefactos elaborados con cobre. Todo ello formaba parte del uso cotidiano de personajes que pertenecían a la élite mochica”, aseveró a la Agencia Andina.
Asimismo, sostuvo que la cerámica hallada demuestra que eran piezas finas y pertenecían a las fases 4 y 5 de desarrollo de la Cultura Mochica, donde los moches representaban seres fabulosos en sus trabajos, como serpientes con cabeza de zorro, guerreros; así como iconografía con motivos moche y figurines de «Aia Paec», un personaje que era representado con diente de felino.
“También hemos encontrado en este espacio alimentos de alta calidad y que no eran de la zona como carne de llama, restos de peces, moluscos y otros. También restos de instrumentos musicales como silbatos de cerámica y quenas elaboradas con hueso de ave. Son evidencias de personajes que tenían una vida acomodada, a diferencia de los artesanos que ocupaban otro espacio”, acotó.
De otro lado, mencionó que la presencia de cerámica moche y otras evidencias son una muestra que estamos ante un personaje que pertenecía a la élite y que tenía estas cerámicas como parte de su vajilla de uso diario y gozaba de una vida acomodada.
“Lo que buscamos es describir cómo era la vida de las élites moche, de los comuneros y artesanos que compartían un espacio y al mismo tiempo estaban diferenciados. Existían grupos sociales era una sociedad estratificada, eso nos permite tener una imagen completa de cómo era la cultura moche”, remarcó.
De acuerdo a los estudios realizados, las cerámicas pertenecerían al siglo VII de nuestra era y que es contemporáneo con la cultura Wari que ya hacía sentir su influencia en esta época.
“Se han realizado cuatro fechados que indican que el rango oscila entre los años 680 y 850 después de Cristo”, expresó.
El sitio arqueológico Licapa II pertenece a la época Mochica medio y Mochica tardío y fue un lugar importante para dicha cultura al que le prestaban mucha atención y recibía a personajes importantes del antiguo Perú. Fue abandonada entre los años 800 a 900 d.C.