Un niño de 11 años murió y su primo de 12 años quedó al borde de la muerte tras manipular un artefacto explosivo que suelen usar mineros ilegales sin control alguno.
Los menores habrían encontrado el explosivo y trataron de encenderlo desatando la tragedia en la calle Tacna, sector Cumbicus, en la ciudad de Huamachuco. La fuerte detonación hizo volar por los aires a ambos primos.
El cuerpo del menor Jolbin Antoni Peña Agreda (11 años) quedó completamente destrozado en medio del campo. Mientras el otro menor Julián Polo Agreda (12 años) quedó con las piernas y brazos cercenados. Él fue trasladado del hospital de Leoncio Prado de Huamachuco, donde se debate entre la vida y la muerte.
Los vecinos del barrio Cumbicus asustados salieron despavoridos de sus viviendas tras la fuerte detonación que se escuchó en todo Huamachuco. Quedaron pasmados al encontrar la terrible escena. Las partes del cuerpo del pequeño Jolbin quedaron regadas en medio del campo y sobre los techos de algunas viviendas.
Al lugar llegaron agentes policiales y el fiscal de turno que empezaron a recoger las partes del cuerpo del menor y las evidencias para determinar la procedencia del explosivo letal. Los vecinos por su parte exigieron se haga una requisa en cada vivienda de la zona para ubicar donde ocultan estos objetos letales.
Se supo que el menor herido será trasladado al hospital Belén en la ciudad de Trujillo por la gravedad de su estado. Asimismo, la empresa minera Summa Gold Corporation se comprometió a correr con todos los gastos para ambas familias debido a que no cuentan con los recursos económicos.
Hace unos días, la PNP advirtió que traficantes de explosivos aprovechan nuevas rutas para trasladar la ilícita mercadería a las zonas donde proliferan operaciones mineras ilegales en Sánchez Carrión. Los explosivos llegan a su destino para aumentar el número de socavones, así como la exploración y extracción ilegal del material aurífero sin cumplir los protocolos de seguridad y sin tener autorización.
Es en el cerro El Toro en esta provincia, donde llega gran parte de esta mercadería ilícita. Los agentes policiales habían sido alertados del incremento de transportes de carga en el caserío de Shiracmaca, una de las zonas que se ha convertido en refugio de estas organizaciones para ocultar explosivos como cartuchos de dinamita, fulminantes, así como químicos por pedido de los mineros ilegales.
Ante ello, el fin de semana los efectivos policiales llegaron hasta Shiracmaca para iniciar una serie de inspecciones tras ser alertados que en dos viviendas, aparentemente humildes, se habían almacenado seis mil cartuchos de dinamita e igual cantidad de fulminantes para utilizarse en las exploraciones y pozas de procesamiento ilegal de mineral. Sin embargo, al llegar la mercadería ya había sido transportada a otro lugar.
En abril, una intervención policial conjunta con el Ejército, puso al descubierto que estas mafias utilizaban a dos ancianos para ocultar dos toneladas de explosivos e insumos químicos de alta peligrosidad, convirtiendo el caserío en una bomba de tiempo. La población pide justicia y frenar estas mafias mineras.