Iglesia rechaza sentencia que aprueba eutanasia para Ana Estrada

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A través de pronunciamiento, los obispos de la Iglesia Católica Peruana rechazaron la sentencia del Décimo Primer Juzgado Constitucional de la Corte Superior de Justicia de Lima, que ordena al Ministerio Público y a EsSalud respetar la decisión de la ciudadana Ana Estrada Ugarte que desea acabar con su vida, y les ordena establecer y ejecutar procedimientos para garantizar la ejecución de la eutanasia en el mencionado caso.

Ante ello la Iglesia ha manifestado lo siguiente:

  1. La Iglesia, a imitación de Jesús, el Buen Samaritano, siempre atenderá, cuidará y
    acompañará a los enfermos, en la certeza que toda vida humana es inalienable y tiene un valor infinito porque es don de Dios. La terrible experiencia de la pandemia que estamos sufriendo, y que ha causado la muerte de miles de peruanos, nos ha unido en el incansable esfuerzo por salvar la vida y toda vida hasta el último momento, sin ninguna distinción o excepción, porque nos impulsa el amor al prójimo y reconocer en cada enfermo al mismo Cristo que sufre en la carne del hermano.
  2. Comprendemos el sufrimiento que Ana Estrada Ugarte viene atravesando a causa de
    su enfermedad, nos solidarizamos con ella, le ofrecemos nuestra oración y cercanía
    para que en medio del dolor y la angustia que le ha tocado vivir, abra su corazón a la fe, a la misericordia y al amor de Dios.
  3. En estas circunstancias es valioso recordar el testimonio de tantas personas que han
    atravesado el misterio del dolor y de la enfermedad desde la vivencia de su fe,
    encontrando en ella el sentido a su sufrimiento, transformando la fría cama del
    hospital o de su casa en un auténtico altar, desde donde se proclama el valor de la
    vida, junto a sus familiares y los que luchan para brindarle los cuidados que merecen.
  4. Debemos recordar que la eutanasia siempre será un camino equivocado, porque es
    atentar contra el derecho inalienable a la vida, causa directamente la muerte de un
    ser humano y por ello es un acto intrínsecamente malo en toda ocasión y circunstancia.
  5. La Constitución del Perú establece con claridad que el fin supremo de la sociedad y
    del Estado es la defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad; esto es
    cuidar, respetar y promover la vida desde la concepción hasta su término natural; por tanto, ninguna autoridad puede legítimamente imponerla o permitirla. Es
    contradictorio y no se debe tolerar que un órgano del Estado Peruano pretenda
    cambiar una norma constitucional y promueva acciones contra este sagrado principio.